Por: Manuel Chamolí • Whatthegirl.com

Apoyo emocional: Cómo actuar cuando tu hijo dice “nadie quiere jugar conmigo”

Qué debemos hacer si un día nuestro hijo se acerca a nosotros y nos confiesa lo que le está pasando en esta situación.

Apoyo emocional: Cómo actuar cuando tu hijo dice “nadie quiere jugar conmigo”. Foto: Shutterstock
Apoyo emocional: Cómo actuar cuando tu hijo dice “nadie quiere jugar conmigo”. Foto: Shutterstock

Qué debemos hacer si un día nuestro hijo se acerca a nosotros y nos confiesa lo que le está pasando en esta situación.

Una experiencia que ninguna de nosotras quisiera atravesar, pero que lamentablemente es más común de lo que nos podríamos imaginar. ¿Alguna vez tu hijo se ha acercado a ti y te ha contado que ninguno de sus compañeros quiere jugar con él? Bueno, aquí te daré algunos consejos para que sepas cómo ayudar al engreído de casa en esta situación. 

Para empezar, nosotras mismas debemos entender este contexto desde nuestra posición como madre. Al tratarse de un pequeño, es crucial comprender que “jugar” para él es muy importante y por ende él considera que este es un problema muy grande. Empezar por no invalidar sus sentimientos, ni mucho menos minimizarlos. Escucharlos y hacerlos sentir en compañía será el primer paso para que él pueda sentirse en confianza de poder hablar contigo sobre lo que lo entristece. 

Las preguntas 

En esta primera instancia, la forma que tendremos de preguntar qué le sucede será fundamental. Recordemos que al tratarse de todavía un niño, él todavía se encuentra en un proceso de descubrimiento emocional que aún no lo hace saber identificar qué es lo que siente con claridad, es por ello que es importante qué palabras usar a la hora de consultarle sobre su estado. Preguntas como: ¿Qué te hizo sentir así hoy?, ¿Quién no quiso jugar contigo?, ¿había algunos niños con los que querías jugar, pero no tuviste la oportunidad? Podrían servir para que él pueda abrirse contigo.

No sacar conclusiones apresuradas

En este punto, luego de conocer cómo es que se siente. Es un trabajo de nosotras saber que en algunas ocasiones puede que el contexto en el que se dio esto no sea tan cercano a la realidad por el mismo hecho de que se trata de un niño.

Escuchar un “Nadie quiere jugar conmigo” es un problema real, pero en ciertas ocasiones puede que esto sea una interpretación errónea de lo que puede sucederle a nuestro pequeño. Por ejemplo: Es la hora del recreo y nuestro hijo se tardó un poco más de la cuenta porque quería sacar el almuerzo de su maleta y cuando salió a la cancha, los equipos ya estaban completos, entonces no le quedó de otra que esperar en el banquillo. Su hijo le contó que nadie quería jugar con él, pero la circunstancia misma aclara muchas dudas que nosotras tenemos como madres. 

No apresurarse con las conclusiones y tampoco apresurarse con las soluciones. Amigas, sabemos que nos rompe el corazón ver cómo nuestro pequeño está triste, pero créanme que es importante saber controlar nuestras emociones para ayudarlo a salir realmente de esta situación y no forzarlo a que todo esté bien de la noche a la mañana. 

Hay que motivarlo a que intente integrarse con los demás niños y pueda participar de los juegos con una mayor naturalidad que nosotras interviniendo durante el proceso. Todos son niños y todos están en busca de eso que es tan importante para ellos en esa edad: jugar en un ambiente cómodo.

En el caso de que esto se dé en la escuela, podemos contactarnos con el maestro de nuestro pequeño. Muchas veces las propias instituciones tienen estrategias para ayudar a socializar a los niños. Así como una participación constante de nosotras como madres en el desarrollo de sus habilidades para relacionarse con otros pequeños. El cómo acercarse a nuevos niños, cómo empezar una conversación, respetar los turnos y permitir que todos puedan hablar. Es crucial también nuestro aporte en ese aspecto.

“Nadie quiere jugar conmigo” puede ser una frase muy dura para nosotras e incluso puede tratarse de problemas más graves de lo que pensamos. Si otros niños le están diciendo cosas crueles o haciendo bullying, no dudes en contactarte con la escuela. Para eso, tal y como te conté al inicio, desde nuestro rol como madre es importante no minimizar sus sentimientos y escucharlos para que puedan contarnos qué es lo que les sucede en su día a día. 

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