¿Cuáles son los beneficios de consumir agua de coco?

Chicas, estoy segura de que muchas de nosotras hemos empezado a entender mejor cómo es que funciona nuestro cuerpo de acuerdo al paso del tiempo. Si de niñas no le prestábamos atención era porque en gran parte de nuestra infancia dependíamos de lo que nos daban nuestros padres. Sin embargo, conforme vamos creciendo nos damos cuenta de que hay una enorme variedad de productos orgánicos y procesados que nos pueden ayudar a mantenernos en forma.

Independientemente de si se va al gimnasio o no, ha quedado demostrado que nuestra alimentación va a ser responsable de cómo es que nos sintamos en nuestro día a día. No es para nada descabellado imaginar que alimentos como frutas y verduras nos hagan sentir mejor a comparación con la comida chatarra, sin que esto sea precisamente algo que no nos haga comer ese tipo de basura en lo que nos reste de vida.

De este modo, es importante recalcar que los alimentos naturales suelen ir un poco más allá y nos pueden ofrecer no solo nutrientes, sino también sabores y texturas más que agradables, como es el caso del agua de coco, que se ha vuelto muy popular en redes en los últimos años gracias a los enormes beneficios que tienen y a su dulce sabor. 

¿Cuáles son los beneficios del agua de coco?

Partiendo de que el principal beneficio es la hidratación, de acuerdo con un estudio difundido en la NML, “en el ámbito clínico, el agua de coco puede servir como un recurso para la rehidratación oral, reponiendo los fluidos perdidos del tracto gastrointestinal en individuos afectados por deshidratación severa a causa de la diarrea”. Esto claramente puede ser utilizado en el día a día, incluso si es que no padecemos de este tipo de condiciones. 

Además, nos otorga electrolitos, que son minerales esenciales para regular el volumen de agua en nuestro cuerpo, que sirve para que nuestro funcionamiento muscular se desarrolle de la manera correcta. Adicionalmente, equilibra los niveles de pH en la sangre y también los antioxidantes que contiene ofrecen una protección contra el daño ocasionado por el estrés oxidativo. Este fenómeno puede provocar un envejecimiento celular acelerado, algo que afecta considerablemente a las grasas que constituyen los tejidos de nuestro cuerpo.