Las mujeres piensan 17 veces al año en renunciar a su trabajo, según estudio

¿Estás trabajando? Pues déjame decirte que ¡felicitaciones! Esto quiere decir que has dado un paso importante para ser una mujer que se puede valer por sí misma sin depender de nadie. 

Aunque puedas amar lo que haces, siempre llega un momento en el que te hartas de todo y lo único que quieres es irte a descansar. 

Estas cosas pasan a causa del estrés y de la presión que pueden ponerte tus superiores para que hagas las cosas bien o para que mejores.

Esta situación es bastante común, sin embargo, todo tiene un límite y lo primero que pasa por tu cabeza, no es descansar ni nada por el estilo, sino renunciar.

De acuerdo con la investigación de Association of Accounting Technicians, la mayoría de las mujeres pensamos en renunciar a nuestro trabajo la menos 17 veces al año por diferentes situaciones. 

El estudio se hizo en Reino Unido y los doctores se dieron cuenta que las chicas eran las que tenían más afán en dejar su trabajo:

“Las féminas consideran dejar su trabajo no una vez ni dos, sino hasta 17 veces al año; además de la necesidad de abandonar o buscar un nuevo empleo, tienen la idea drástica de cambiar de carrera hasta 10 veces al año”.

Además, a esto se le agrega que no solo por estrés es que se les da por renunciar sino porque en su centro laboral no encuentran la equidad que se merecen.

Otro de los factores es que viven lejos y se les hace un mundo llegar. Se demoran más en la congestión de la ciudad para ser puntuales y eso les frustra.

Para hacerlo, se demoran alrededor de 82 mil 800 millas que quiere decir darle la vuelta al mundo tres veces, ¿puedes creerlo? 

Algunas mujeres confesaron que esto también afectó su vida amorosa, varias se quedaron sin pareja por prestarle más atención a su trabajo. 

Sin embargo, vivimos en una sociedad donde las mujeres estamos aquí porque somos trabajadoras, si han confiado en ti en el lugar donde laboras, es porque eres buena en lo que haces. 

Así que si pasó renunciar por tu mente, respira profundo, recuerda las cosas que tienes que pagar, a dónde quieres viajar, qué harías con ese dinero y sobre todo, porque alguien confía en ti. 

No es el fin del mundo.