¿Por qué las buenas personas sufren tanto?
Podría ser irónico, pero a las personas bondadosas no le suelen pasar cosas buenas todo el tiempo.
Podría ser irónico, pero a las personas bondadosas no le suelen pasar cosas buenas todo el tiempo.
Chicas, estoy completamente convencida de que todas hemos conocido a una persona que destaca por su bondad frente a los demás. Y es que esta, que parece ser una de las características más comunes entre las personas, no es tan habitual dentro de la sociedad e incluso algunos consideran que no es nada sencillo llegar a ser alguien así, mucho más si es una persona adulta.
Probablemente en la niñez esta sea una cualidad más usual, pero con el pasar de los años esto va cambiando y esto se va adaptando a lo que es la realidad del mundo. Entonces, uno entendería que si una persona brilla por su bondad, ellos deberían ser beneficiados por una mejor suerte en otros aspectos de su vida, pero la realidad es que esto no es una constante en todos.
Partamos de la idea de que muchas de las personas que consideramos “buenas” no saben que lo son. Esto es algo importante para entenderlos, ya que no se perciben a sí mismos como seres especiales o que destacan por sobre los demás, sino que simplemente hacen lo que ellos creen correcto y se dejan llevar por sus instintos a la hora de ayudar o realizar alguna acciones.
Esto siempre será nacido de su empatía con familiares, amigos, compañeros de trabajo, etc. Siempre tienen tiempo para poder escuchar a los demás y buscan acompañarlos dentro de su dolor, dejando abierta la posibilidad para aconsejarlos con el propósito de simplemente ayudar.
¿Por qué le pasarían cosas malas a personas con principios y valores tan bondadosos?
Tal y como lo mencionamos en un principio, el genuino interés de ayudar a las demás personas muchas veces hace que ellos mismos no se prioricen e incluso pongan por encima de su bienestar, el de sus amigos. Algunos ya los dan por sentados y como creen que siempre están ayudando, ellos no se sienten mal, pero esto puede llegar a ser todo lo contrario.
El cansancio emocional puede generar también un cansancio físico a la larga. El estar siempre ayudando a su entorno puede desarrollar una sobrecarga y un estrés mucho más intenso que lo que ya suele tener con lo de su propia vida. Lo que va de la mano con el siguiente punto: no suelen quejarse y esto puede ser incluso una característica un poco tóxica.
Muchos creen que al quejarse están demostrando un negativismo que no es de su total agrado. Están tan acostumbrados al optimismo, a la energía y al entusiasmo que estos sentimientos pueden ser muy abrumadores para estas personas, porque llega un punto en el que incluso ellos mismos son conscientes de que ser “tan bondadoso” puede generarle problemas.
Pensamientos como “esto me pasa por ser así” o “esto me sucede por no saber decir que no” se convierten en una constante y esto tampoco es el ideal. Por eso, si ves que una de esas personas en las que sueles confiar está pasando por un momento así, tal vez sea el turno de que tú puedas preguntarle cómo es que se siente o cómo es que le está yendo a él con sus problemas personales.
Y si tú eres esa persona dentro de tu círculo, procura siempre priorizarte. Negarte a algo no te hará una mala persona y al final del día, todos van a estar muy agradecidos contigo por quién eres, no por qué tanto puedes llegar a ayudar. Tu estabilidad emocional hará que incluso puedas seguir siendo alguien en quien confiar a la larga.