Lo que no sabías del chisme: Estrategia natural para el estrés

Una reciente investigación elaborada por el departamento de Psicología de la Universidad de California, reveló que, en promedio, las personas dedican 52 minutos diarios para intercambiar chismes, donde, se encontró que contrariamente a la percepción negativa que se le asocia, podría tener efectos positivos para la salud mental de quien lo práctica. 

Sumado a ello, la Universidad de Pavia en Italia sostiene que, al compartir chismes se estimula la liberación de oxitocina, una hormona vinculada a sensaciones de bienestar y conexión social. Al mismo tiempo, se observa una disminución en los niveles de cortisol, la hormona del estrés. De esta manera, el chisme actuaría como un eficiente antídoto contra el estrés cotidiano.

Luego, desde la psicología existe una perspectiva equilibrada sobre el fenómeno. En primer lugar, se explica que el chisme representa una faceta inherente de la interacción humana y de la vida social, por lo que, puede fortalecer los lazos dentro de un grupo, promoviendo una sensación de pertenencia. Sin embargo, advierte que cuando el chisme se lleva a un extremo, puede desencadenar consecuencias negativas, como el acoso escolar o laboral.

La complejidad del chisme se ve reflejada en el Manual de Oxford de Chismes y Reputación, que lo describe como una adaptación evolutiva de la naturaleza humana. Según este enfoque, el intercambio de información social, incluso a través del chisme, desempeña un papel importante en la cohesión social y en el desarrollo personal a lo largo de la evolución.

Ante ello, resulta crucial distinguir entre chismes y rumores, dos fenómenos a menudo confundidos. Mientras que los rumores se basan en especulaciones y suposiciones, los chismes suelen involucrar juicios sobre el comportamiento o las características de otras personas.

Curiosamente, esta actividad va más allá del simple acto de hablar sobre los demás; es una herramienta que puede contribuir a la construcción de redes sociales más fuertes y a la regulación del estrés. Aunque a menudo se concibe de manera peyorativa, su impacto en el bienestar personal y en la dinámica social es un área de estudio en crecimiento que invita a una reflexión más profunda sobre sus beneficios potenciales.

Lejos de ser una distracción, el chisme puede ser una herramienta natural que fomenta la conexión social y el manejo del estrés, siempre y cuando se maneje con responsabilidad. Así que, ¡ya saben chicas!, la próxima vez que participen en una conversación cargada de anécdotas y detalles sobre otros, recuerden que en realidad están poniendo en práctica una actividad con raíces profundas en la evolución humana y con beneficios potenciales para su bienestar psicológico.