¿Eres codependiente de tu pareja? Una psicóloga lo explica

Hola soy Mariana, tengo 26 años y hace poco corté con mi novio con quien tenía cuatro años de relación. El separarme de él fue muy difícil, es que no sabía cómo terminar con aquello que me hacía daño.

Cuando estaba de novia con Raúl sentía culpa por no poder ayudarlo a solucionar sus problemas o aquellas depresiones que él tenía, sentía que lo defraudaba.

Continuamente sentía una necesidad por rescatar a mi pareja, e incluso en un momento llegué a tolerar algunas situaciones de violencia de su parte.

Cada vez que salía con mis amigas y hablábamos de los problemas que teníamos con nuestros novios, ellas me decían que yo sobreprotegía a Raúl.

“Mariana, tú más que su novia pareces su mamá. Asumes las responsabilidades de Raúl, parece que tú quieres arreglarle la vida a él, sin importar la tuya”.

Carla, mi mejor amiga, estaba muy preocupada por mí. “Mary, recuerda que una relación la hacen dos personas, no solo uno”.

“Cada vez que peleas con Raúl, automáticamente ya piensas como vas a hacer para que se arreglen las cosas entre ustedes, sin importar que él tiene la culpa. Tu humor depende de cómo estés con él y eso no puede ser, ya más parece una obsesión”.

En cierta parte Carla tenía razón. La mayor parte de mi relación lo puse a él como prioridad, antes que a mí.

En la última pelea, la que me llevó a tomar la decisión de terminar con él, fue cuando Raúl me golpeó, me tiró una cachetada que hizo que me callera y me saliera sangre los labios.

Cuando sucedió esta agresión, Raúl y yo nos quedamos en shock, apenas me di cuenta a que punto nos estaba llevando esta relación, me escapé del departamento.

Le conté a Carla lo que había pasado y ella me acogió en su departamento, no quería llegar a casa y contarle a mi mamá lo que había sucedido.

Raúl me llamaba un montón de veces para intentar solucionar y pedirme perdón, pero sabía que si le contestaba lo iba a disculpar.

A los dos días que pasó esta situación decidí ir a una psicóloga, Carla también me lo había recomendado.

Cuando fui, la especialista me dijo que mi relación con Raúl no era sana, que yo era codependiente y que “a tiempo” tomé la decisión de cortar todo esto.

La psicóloga me explicó que las personas codependientes suelen vivir en un estado de negación. “Son capaces de dar consejos a otros, pero incapaces de responderse a sí mismo. Intentan ser perfectos y buscan resolver, ayudar a los demás, pero olvidándose de sus propias necesidades”.

Cuando la doctora empezaba a decir todas las características de una persona codependiente, sentía que ella me estaba describiendo, porque era exactamente lo que mis amigas siempre me criticaban.

A medida que me hablaba, entendía que yo había provocado todo eso, y también era yo quien tenía que parar todo esto, no aguanté más y lloré.

“Tranquila, muchas veces el amor nos ciega. Creemos que el amor es sufrimiento y no es así. Una relación es de a dos, ambos deben de trabajar en construir la pareja. Obvio que van a pasar crisis, pero deben ser más los momentos sanos y felices”.

Hoy entendí que jamás debo de poner a alguien antes que a mí. Una relación necesita que ambos den el 100 %. Y como me dijeron mis amigas, nosotras somos las novias, no sus mamás para solucionarles la vida.

Aún estoy con terapia, porque en mi próxima relación no quiero volver a cometer estos errores. Hace siete meses que Raúl y yo no somos novios, cada día es una lucha constante, porque él continúa llamándome y mensajeándome, aún lo amo, pero aprendí a amarme más a mí.

 

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