Por: Amelia Supo • Whatthegirl.com

El estrés es el peor enemigo de la piel, ¿cómo combatirlo?

Vivir a toda velocidad provoca granos, deshidratación y una cantidad de problemas cutáneos.

¿Por qué el estrés es el peor enemigo de la piel?. Foto: Freepik
¿Por qué el estrés es el peor enemigo de la piel?. Foto: Freepik

Vivir a toda velocidad provoca granos, deshidratación y una cantidad de problemas cutáneos.

El estrés no es nada bueno en la vida, y la piel no es una excepción, sino más bien todo lo contrario. La piel y el sistema nervioso se originan en la misma en el embrión y están vinculados de por vida. Es por eso que cuando nos sentimos mal emocionalmente y también físicamente, se nota en el aspecto y en la salud de la piel.

El estrés es una respuesta natural de nuestro cuerpo, y sí, es un mecanismo de defensa, pero ante situaciones de peligro. Pero eso es muy diferente a sufrir angustia, ansiedad y tensión todo el tiempo, sentir que no llegas a nada y estar agobiada permanentemente, esto es lo que se conoce como estrés crónico y tiene un montón de efectos adversos en la salud.

En el cutis, el estrés a largo plazo causa estragos, se ven alteradas las funciones normales y la piel se ve desbordada por la situación. Las causas son múltiples y variables, desde las preocupaciones o una mala alimentación hasta la falta de sueño o una infección sistémica.

¿Cómo es una piel estresada?

El segregar demasiado cortisol, la hormona del estrés, ataca directamente a la piel, y esto no es cuestionable. Además, sabemos que la gestión del estrés y de las emociones es esencial para disminuir varios procesos implicados en la senescencia celular, como la oxidación y la glicación, dos procesos especialmente dañinos con la piel.

¿Cómo saber si lo que le pasa a tu piel es culpa del estrés? Esto se manifiesta de distintas maneras, como puede ser a través de un exceso de producción de sebo, engrosamiento de la piel, poros dilatados, acné, manchas, deshidratación.

Es preciso seguir una rutina de belleza para combatir los signos del estrés diario al que estamos expuestos. Pero esto a veces resulta difícil si estamos demasiado estresados. Lo primero es intentar reducir el estrés, y si nos cuesta hacerlo, cuidar la piel puede ser un buen desestresante y, además, evitaremos los efectos nocivos del estrés en ella.

Es necesario saber controlar la respiración para bajar nuestras pulsaciones en situaciones estresantes. Las clases de meditación serán grandes aliadas en este empeño si ves que sola te resulta muy complicado aprender la técnica. Escuchar nuestras emociones, reconocerlas en vez de negarlas y aprender a gestionarlas mejora nuestro bienestar emocional e incide directamente en el aspecto de nuestra piel. Nuestro cuerpo nos manda señales constantes.