Cómo diferenciar una piel seca de una piel deshidratada

El cuidado de nuestra piel debe ser tan importante como cuidar cualquier parte de tu organismo, ya que cumple diversas funciones más allá de ser nuestra “envoltura”, sin embargo, a veces la dejamos de lado y no le damos la importancia debida. Es ahí cuando se comienzan a presentar problemas como resequedad o deshidratación, provocando que no luzca sana y desencadenando otros síntomas.

Pero esto no solo depende de lo que usemos o consumamos para mantener nuestra piel sana, sino también pueden ser provocados por algunos problemas internos, por ejemplo, seguro te has preguntado, ¿por qué se te pelan las manos?, pues existen diversas respuestas, y una de ellas se debe a la sequedad de la misma.

La piel seca puede ser causada por distintos factores, tanto internos como externos, por ejemplo, psoriasis, dermatitis atópica, hipotiroidismo, problemas hepáticos, entre otros, o simplemente ser una condición crónica hereditaria, por cambios de temperatura, por la ingesta de medicamentos, etc.

Aunque la piel seca es muy sencilla de reconocer, ¿sabías que piel seca y piel deshidratada no son lo mismo? Al principio, estos términos suelen confundirse, sin embargo, existen algunas diferencias a las que debes prestarle atención.

Cómo diferenciar piel seca y piel deshidratada

En primera instancia, la piel seca suele tener un aspecto pálido, de descamación, agrietamiento e incluso inflamación y de pérdida de elasticidad. Son estas irregularidades de la piel que pueden llegar a ser mucho más severos si se presentan heridas que sangran o eccemas.

La piel seca o muy seca suele caracterizarse por una sensación de tirantes en rostro y cuerpo, cuya causa es una anomalía de la barrera cutánea, es decir, cuando se encuentra un desequilibrio de agua y lípidos en la capa superior de la dermis, la piel tiende a secarse, debido a la anormal pérdida de agua.

Además, cabe señalar que la piel seca es una condición crónica y se trata de un tipo de piel, tal como son las pieles mixtas o grasas.

Por su parte, una piel deshidratada es una condición pasajera, mucho más leve y reversible. Se da en todo tipo de pieles y de un momento a otro. Se caracteriza por la sensación de tirantez localizada y puntual, y solo se debe a una mala fijación y pérdida de agua.

Es muy sencillo de combatir pues además de la correcta ingesta de líquido, también puede ser de mucha ayuda las cremas corporales o mascarillas naturales que contribuyan a recuperar la elasticidad y vitalidad de la piel.

Si a pesar de lo mencionado, aún no tienes claro si tu piel es seca o deshidratada, es mejor que consultes con un dermatólogo, ya que es preferible un tratamiento que ayude a corregirlo en la medida de lo posible.