¿Cómo influye el consumo digital en nuestra capacidad de concentración? El mito de los 8 segundos
Explora el mito de los 8 segundos y cómo la era digital afecta nuestra capacidad de concentración. ¿Es posible mejorar nuestra atención?

Explora el mito de los 8 segundos y cómo la era digital afecta nuestra capacidad de concentración. ¿Es posible mejorar nuestra atención?
En la actualidad, se habla frecuentemente de que la concentración humana ha disminuido drásticamente debido a la constante exposición a nuevas tecnologías y plataformas digitales. El mito de los 8 segundos es uno de los conceptos más populares que circulan en torno a la atención en la era digital.
La idea de que nuestra atención se ha reducido a 8 segundos se originó a partir de estudios y observaciones sobre el comportamiento en línea, específicamente en redes sociales, donde las personas a menudo interactúan con contenidos rápidos y de corta duración, como videos de 15 segundos o publicaciones instantáneas. Sin embargo, muchos expertos han señalado que esta cifra es una generalización.
Aunque es cierto que la tecnología y la exposición constante a estímulos digitales pueden alterar el foco, no se puede decir que la atención humana, en general, esté limitada a solo 8 segundos. La realidad es más compleja. Nuestra capacidad de atención varía dependiendo de la tarea, el contexto y el interés real que pongamos en lo que estamos haciendo.
La era digital y el efecto de la sobrecarga de información
En un mundo hiperconectado, el acceso constante a notificaciones, mensajes de texto y actualizaciones en redes sociales ha creado lo que se llama "sobre carga cognitiva". Esto significa que nuestro cerebro está recibiendo demasiada información a la vez, lo que disminuye la capacidad de concentrarse en una tarea a largo plazo.
El estudio de la atención dividida muestra que mientras más estímulos tengamos alrededor, más difícil es mantener el enfoque en una sola tarea. Es común saltar de un video de YouTube a una publicación en Instagram y luego revisar correos electrónicos, todo en cuestión de minutos. Sin embargo, cuando las personas se dedican a una tarea que realmente requiere concentración como leer un libro, resolver un problema complejo o escribir un artículo, su atención puede mantenerse por periodos mucho más largos.
Una distinción clave entre el interés superficial generado por las plataformas digitales y el interés real que implica un compromiso profundo es esencial. Las redes sociales, con sus feeds infinitos y contenido inmediato, están diseñadas para captar rápidamente la curiosidad y el interés, pero esto no siempre se traduce en atención profunda. Es más fácil para un usuario desplazarse por cientos de publicaciones, pero esa misma persona podría encontrar difícil concentrarse en una tarea que requiera esfuerzo cognitivo prolongado.
Este fenómeno se debe a que, aunque el interés digital captura nuestra atención momentáneamente, no permite una concentración sostenida. La atención real, por otro lado, requiere que estemos mentalmente involucrados en lo que estamos haciendo, algo que las plataformas digitales no siempre fomentan.