Misofonía: la enfermedad por la que eres intolerante a algunos sonidos

Si te sientes irritada ante ciertos sonidos, podrías tener una anormalidad cerebral llamada misofonía.

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Si te sientes irritada ante ciertos sonidos, podrías tener una anormalidad cerebral llamada misofonía.

Es común que a algunas personas les molesten ciertos sonidos como el clic de un lapicero, o la respiración fuerte de otras. Esto no quiere decir que sean poco tolerantes o unos cascarrabias, sino que puede tratarse de una anormalidad cerebral llamada misofonía.

Las personas que sufren de esta enfermedad reaccionan de forma irracional ante sonidos específicos como, por ejemplo, masticar chicle o la tos. Aunque muchas veces se le ha confundido con la hiperacusia, la cual consiste en percibir los sonidos anormalmente altos e incluso sentir dolor físico al escucharlos, lo que diferencia a la misofonía, es que aquellos que la padecen se vuelven intolerantes a sonidos repetitivos o patrones de sonido, los cuales se vuelven irritables.

Cabe señalar que en el 2001, los médicos estadounidenses especializados en otorrinolaringología Pawel Jastreboff y Margaret Jastreboff fueron los primeros en nombrar esta condición.

Por su parte, un grupo de científicos de la Universidad de Newcastle en el Reino Unido realizaron una investigación a la que denominaron The Brain Basis for Misophonia con el objetivo de demostrar que existe una variación en el lóbulo frontal del cerebro entre los que padecen de esa condición y los que no.

Según el informe publicado por Current Biology, los investigadores descubrieron que existía una alteración en la actividad cerebral de los pacientes con misofonía cada vez que escuchaban sonidos de “disparador”.

“Las imágenes cerebrales revelaron que las personas con la afección tienen una anomalía en su mecanismo de control emocional que hace que sus cerebros se aceleren al escuchar los sonidos de activación”, señalaron los científicos en el informe. Del mismo modo, se pudo determinar que los pacientes con misofonía, al escuchar cualquier sonido desencadenante, suelen tener una respuesta fisiológica elevada, la cual permite que los latidos del corazón se aceleren y haya sudoración excesiva.

Para llegar a tales conclusiones, se realizaron análisis de diversas resonancias magnéticas de pacientes con y sin la condición, con el fin de medir la actividad cerebral de cada uno de los participantes a medida que iban escuchando diversos sonidos. Estos fueron divididos en categorías, incluyendo los sonidos neutrales como la lluvia, el café concurrido y el agua hirviendo; sonidos no placenteros como un bebé llorando o alguien gritando y sonidos desencadenantes como la respiración o una persona comiendo.

Fue con estos últimos con los que se registraron mayor hiperactividad en el cerebro de aquellos pacientes con misofonía, a diferencia de las reacciones emitidas mientras se escuchaban los otros estímulos.

Ahora bien, la mejor manera de saber si uno mismo o alguien cercano padece de esta condición, es observar las reacciones que tienen ante ciertos estímulos, pues aquellos que padecen de misofonía, suelen reaccionar de forma extrema ante algunos sonidos repetitivos.

Si te diste cuenta que eres tú la que, al parecer sufre de este mal, no dudes en acudir a tu médico y así descartar o confirmar tus sospechas.