Alimentos ultraprocesados en Estados Unidos: ¿Por qué no se recomienda dárselo a los niños?

Aunque muchos consideran que no son aconsejables, muchas madres suelen hacer caso omiso ante esto.

Chicas, seguramente muchas de nosotras en algún momento de nuestras vidas nos hemos cuestionado en qué momento nos empezaron a gustar tanto los dulces y ciertas comidas que son dañinas para la salud. Esto, obviamente, va a depender de cómo es que haya sido nuestra crianza y la manera que tuvimos de afrontar parte de nuestra adolescencia.

Sin embargo, hay algunas conductas que no pueden escapar de nosotros y que poco a poco se pueden ir convirtiendo en un estilo de vida. Recurrir a alimentos procesados o que tienen en su composición conservantes muchas veces puede ser algo que pasa por alto, pero que no por ende deja de tener un impacto en nuestro cuerpo. Si a ello le sumamos los alimentos ultraprocesados, esto termina siendo algo mucho más perjudicial que beneficioso para nosotras.

Además, hay que tener en cuenta que en caso ya sea parte de nuestra vida, si en algún futuro planeamos tener hijos, esto puede tener consecuencias bastante graves en su crianza, ya que si es complicado cambiar esto para nosotras, probablemente también lo sea para nuestro pequeño. Es por eso que aquí te vamos las razones por las que no deberías darle alimentos ultraprocesados a tu futuro bebé y en caso los tengas, por qué es aconsejable limitar considerablemente el consumo de estos productos. 

¿Por qué no se recomienda dárselo a los niños? 

De acuerdo con el pediatra, Moisés Botta, los padres deben tener un sumo cuidado con este tipo de alimentos, ya que son muy ricos en grasas, azúcar y sodio, elementos que son esenciales para el cuerpo humano, pero que en caso sean consumidos de manera excesiva, pueden tener complicaciones bastante notorias en la salud de los pequeños.

Además, son productos que tienen un contenido muy bajo en fibra, minerales y vitaminas, por lo que los convierten en alimentos que no tienen ningún valor nutritivo. A esto se le suma el hecho de que tienen muchos aditamentos químicos que sirven como aglutinantes, reforzantes del sabor, conservantes, preservantes y demás elementos que provocan daño en la microbiota del niño. 

Finalmente, el especialista aclara que existe mucha evidencia científica que demuestra que el consumo de este tipo de productos disminuye su desarrollo intelectual, además de que también puede desencadenar otro tipo de padecimientos que pueden ser graves como la obesidad o la diabetes.