¿Qué precauciones hay que tomar en las apps de citas?
Los trepidantes estilos de vida urbanos y mentalidades occidentales han hecho que tener tiempo para conocer a gente nueva y entablar relaciones afectivas se convierta en algo para lo que no todo el mundo tiene tiempo y espacio mental.
Los trepidantes estilos de vida urbanos y mentalidades occidentales han hecho que tener tiempo para conocer a gente nueva y entablar relaciones afectivas se convierta en algo para lo que no todo el mundo tiene tiempo y espacio mental.
Esto ha derivado en el auge de las plataformas y apps de citas, diseñadas para acelerar y facilitar el proceso de conexión entre personas para que puedan surgir relaciones afectivas en menos tiempo, de forma cómoda y en atención a las preferencias personales. Este “amor a la carta” está revolucionando la manera de relacionarse de cada vez más personas, y es muy común, sobre todo, entre los jóvenes y las nuevas generaciones.
La respuesta a la famosa pregunta: «¿Y dónde os conocisteis?» cada vez más se responde con frases que contienen los términos Tinder, Badoo, Grindr, Bumble o alguna de las plataformas por el estilo que están proliferando a raíz de ese cambio de paradigma amoroso que vivimos en nuestra época. Y esto trae consecuencias en varios sentidos. Aunque la conveniencia de estas aplicaciones en los tiempos modernos pueda ponerse más o menos en cuestión según los principios y opiniones de cada cual, lo que está fuera de toda duda es que, como en cualquier otro ámbito o servicio del entorno digital, es necesario tener en cuenta una serie de precauciones para poder hacer un uso seguro y fiable de estas herramientas, como nos indica en este artículo ExpressVPN.
El entorno digital, a medida que su influencia se amplía, contiene cada vez más amenazas. Es el precio del crecimiento y de la masificación de este fenómeno. De la misma manera que surgen oportunidades y ventajas, aparecen peligros y riesgos. En el ámbito concreto de las apps de citas, esas amenazas se están poniendo de manifiesto y saliendo a la luz con cada vez mayor frecuencia. ¿Por qué? Sencillo: porque el amor es un caladero con muchas posibilidades para estafadores y ciberdelincuentes expertos en explotar los ámbitos más vulnerables de la experiencia humana, y las relaciones íntimas y de pareja es uno de esos ámbitos.
Pero entonces, ¿ante qué debemos tener los ojos bien abiertos si queremos evitar ser víctimas de fraudes, manipulaciones y estafas de este tipo? El sentido común es un arma eficaz para identificar y evitar este tipo de actos criminales (si algo es demasiado bueno para ser cierto, no está de más mantener la alerta activada). Pero en ocasiones, la sofisticación y preparación de las estafas tienen el potencial de hacer bajar la guardia a las víctimas, ya que los estafadores se van ganando la confianza de las mismas de manera paulatina y sus artimañas son más difíciles de reconocer.
Sin embargo, hay cuestiones que suelen ser comunes en este tipo de fraudes, y que conviene tener en cuenta para estar ojo avizor. Lo primero en este sentido es que no hay estafa sin petición. En otras palabras, no hay estafa sin que el delincuente pida algo a su víctima: ya sea dinero, contenido íntimo explícito, información personal sensible, acceso a cuentas bancarias o de servicios digitales, etc. Tampoco suele haber estafa sin insistencia o urgencia de algún tipo, aunque es cierto que, en algunos casos, los estafadores pueden ser muy pacientes. Sin embargo, es común que, en caso de estafa o fraude de algún tipo, las cosas avancen más rápido de lo normal, haya intentos de sexualización continuos, o surja una situación de urgencia repentina en la que el agresor requiera de ayuda inmediata de su víctima. En unos u otros casos, los tiempos cuando la estafa está alcanzando sus fases de ejecución, se aceleran.
Teniendo en cuenta estas precauciones es más probable que seamos capaces de identificar y evitar este tipo de fraudes. Sin embargo, es recomendable mantenerse al día con un tipo de práctica que, por la naturaleza cambiante del entorno en el que se practica, va evolucionando velozmente. En este sentido, la información al respecto puede suponer la diferencia entre ser víctima de este tipo de amenazas o no.