Por: Amelia Supo • Whatthegirl.com

Conoce las emociones que no deben reprimirse en la infancia

Es importante que los niños expresen sus emociones y poder ayudarlos a gestionarlos de manera correcta.

¿Qué emociones no deben reprimirse los niños?. Foto: Freepik
¿Qué emociones no deben reprimirse los niños?. Foto: Freepik

Es importante que los niños expresen sus emociones y poder ayudarlos a gestionarlos de manera correcta.

Las emociones nos atraviesan durante toda la vida y aprender a regularlas es la gran meta. Y sin lugar a duda, uno de los mayores problemas que tenemos en la sociedad actual es que no sabemos qué hacer con ellas ni cómo gestionarlas.

Las emociones son poderosas y dominarlas es la base de la inteligencia emocional. Las personas adultas en el rol de cuidadoras son las encargadas de acompañar a las infancias a transitarlas de la mejor manera posible. No es fácil, obviamente.

El desafío es ahora cuando aun son pequeños, ya que si se logra entender que las emociones son puertas que nos posibilitan aprendizajes necesarios para el desarrollo integral, se puede gestar nuevas maneras de relacionarnos con lo que nos duele, nos enoja y nos angustia desde pequeños.

Las emociones, los pensamientos y las conductas van a estar en permanente interacción con su propio bienestar, influyendo en casi todas las acciones y decisiones que vayan tomando a diario.

Emociones que no hay que reprimir en la infancia:

  1. El miedo. Se empieza a experimentar desde bebés, cuando el pequeño empieza a percibir que son seres separados de sus madres. Detrás de esa separación aparece el sentimiento de abandono, que también es común que vuelva a aparecer con la llega de un hermano y con el inicio de la etapa escolar.

Es importante ofrecer tiempo de calidad, estar atentos a sus demandas y necesidades afectivas, identificar y gestionar ese temor de ser rechazado o abandonado, participar de su vida, hacer paseos con ellos que disfruten juntos.
 

  1. El enojo. Es una de las principales emociones que visibiliza la necesidad de poner límites ante una injusticia o con respecto a algo que no gusta. Hay que tratar al enojo como una emoción más, no catalogarla como algo negativo ya que no hay emociones buenas ni emociones malas. Además, cuando se reprime el enojo, lo único que se genera es más rabia.
     
  2. La tristeza. Si continuamente un niño escucha que no hay que llorar, lo que estamos creando como personas adultas es una coraza que los condiciona para expresarnos libremente tanto en la infancia con en la adultez. Se recomienda observar que es eso que están necesitando en ese momento que les está trayendo esa tristeza. Y al ponerlo en palabra, ordenarlo y atravesarlo.
     
  3. La ansiedad. La ansiedad infantil es una de las principales causas de enfermedades mentales infantiles, y las pantallas y las distintas actividades que tienen durante el día no les permite tener un momento de calma, silencio y relax. Es importante la posibilidad de brindarles tiempo de calidad, con propuestas que les diviertan. La clave es estar presentes.
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