Si no tienes suerte en el amor entonces se debe a la cantidad de parejas que tuvo tu madre

Es probable que tus amigos siempre te digan que eres muy parecida a tu mamá o a tu papá, y sí, tal vez tienes muchos rasgos parecidos a ellos, pero ¿te has puesto a pensar hasta qué punto llega su herencia? Y no hablamos solamente de genética. 

Un estudio reciente realizado por la Universidad Estatal de Ohio, reveló que existe algo más que los genes que también podemos heredar de los padres. Los expertos indican que existe una gran relación entre la cantidad de novios que tuvo nuestra madre y la cantidad de parejas que nosotras tendremos. ¿Será cierto? 

Este estudio se realizó en Estados Unidos a 7 mil mujeres con hijos en la cual los expertos pudieron hallar la relación que hay entre una madre y su hija. De acuerdo a esta investigación, las hijas suelen heredar las habilidades para interacturar de su madre y claro está que con el paso del tiempo, vamos tomando más actitudes parecidas a ellas. Es por esa razón que las relaciones de pareja que formamos tienen mucho que ver con ellas. 

Claire Kamp es la profesora que lidera el equipo de investigadores en este caso, y realizaron una encuesta en la cual algunas de las preguntas era conocer cuántas parejas tuvo, con cuántas se había casado o con cuántas se había divorciado ya que muchas de estas cosas pueden influenciar en las relaciones amorosas que sus hijos. 

Llegando a la conclusión que mientras una mujer haya tenido relaciones complicadas o poco exitosas en su vida, su hija también tendrá un mayor número de parejas. Mientras que una mujer tuvo pocas parejas o encontró al amor de su vida al instante, entonces significa que sus hijas tendrán mayor suerte en el amor, tendrán un vinculo más profundo con las personas que conozcan, teniendo una relación más estable y logrando una conexión unica en pareja. 

En otras palabras, podemos decir que nuestra suerte en el amor se debe gracias a nuestra madre y las actitudes que tal vez copiamos de ellas, pues ella es nuestra modelo a seguir sin saber que podemos estar arrastrando una mala suerte en el amor.