La bóveda del fin del mundo: Almacén de semillas que nos salvará del apocalipsis

Desde que se inició el 2020, muchas teorías sobre el fin del mundo han comenzado a aparecer nuevamente, y es que no solo es el cambio climático lo que haría peligrar la vida sobre la tierra, sino también la aparición de nuevas enfermedades, como la Covid-19, que ya ha dejado miles de muertes a su paso.

Por esta razón, es que en 2008, el gobierno noruego en colaboración con el Fondo Mundial para la Diversidad de Cultivos y el Banco Genético Nórdico, decidieron impulsar la creación de Svalbard Globale Frøhvelv (nombre oficial en noruego) o mejor conocida como “la bóveda del fin del mundo”, con el objetivo de salvaguardar la diversidad de cultivos alimentarios del planeta.

El proyecto costó alrededor de 9 millones de dólares y está ubicado en uno de los lugares más recónditos de la Tierra: cerca del polo Norte en el archipiélago noruego de las Svalbard a una profundidad de 130 metros en una montaña de piedra arenisca, a una altura que no quedaría cubierta por el agua, así todo el hielo se derritiera y es impenetrable a la actividad volcánica, los terremotos y la radiación.

En su interior, se guardan más de un millón de muestras de semillas de todos los rincones del mundo, que representa más de 10 mil millones de historia agrícola. Cada una de estas muestras contiene varias unidades de semillas, por lo que esta instalación almacena las suficientes para que, en caso de una catástrofe global, se salve la agricultura.

Asimismo, el clima del lugar, que en verano no llega a sobrepasar los 5° C, ayuda a mantener la bóveda siempre a -18 grados por dentro, y esto es muy importante para la conservación de las semillas.

Cabe señalar, que las semillas que son bienvenidas en Svalbard, deben ser únicas y relevantes para el futuro de la agricultura, así como siguen perteneciendo a sus dueños. No se permiten aquellas que han sido genéticamente modificadas ni mucho menos las que tienen relación con las drogas.