Los abuelos no mueren mientras los guardemos en nuestro corazón
Los abuelos nos dejan además de amor, enseñanzas de vida, experiencias y valores.
Los abuelos nos dejan además de amor, enseñanzas de vida, experiencias y valores.
Las que hemos tenido la dicha que disfrutar de nuestros abuelos sabemos que decirles adiós es una de las cosas más difíciles y tempranas que hemos hecho durante nuestra vida. Desde niñas hemos aprendido mucho de ellos, son sabios, nos aconsejan y nos enseñan a desarrollar nuestros talentos. Ellos creen en nosotras y nos aman por encima de todo. Son como nuestros segundos padres y su amor es una de las mejores herencias que nos pudieron dejar.
Cuanto daríamos por volverlos a ver una vez más, por escuchar su risa, por sentir un abrazo o por recibir un ‘jalón de orejas’ cuando lo necesitamos. Para ellos no había nieta favorita (aunque a todas nos dijeran que lo éramos). A pesar de que es la ley de la vida, los abuelos nunca mueren, solo se vuelven invisibles y están en los más hondo de nuestros corazones.
Gracias a nuestros abuelos, nosotras aprendimos a comunicarnos diferente y a expresar nuestras emociones. Con ellos no teníamos miedo pues sabíamos que ellos siempre estaban de nuestro lado. De ellos aprendimos de cocina, jardinería y aquellos juegos de antaño. Además, algo que nos mantenía alrededor de ellos en la mesa eran sus mágicas historias, algunas de risa, otras de misterio, pero todas tenían una enseñanza. Simplemente nuestros abuelos dejaron huella en nuestras vidas.
Hoy en día es común ver a los abuelos involucrados en la crianza de los niños pues son una red de apoyo inestimable para las familias actuales. Aunque su papel no es el mismo que el de los padres, los pequeños crean un vínculo de complicidad mucho más íntima y profunda con ellos. Es por eso que cuando el momento de su partida llega, este es un tema muy delicado de tratar cuando estos son muy pequeños o son adolescentes.
Es por ello que la mayoría de psicopedagogos recomiendan que, aunque a los niños se les debe decir la verdad, esta sea adaptada según su edad.
Uno de los errores más comunes que comenten los padres ante la partida de los abuelos es hablar con sus hijos en metáfora y no dejar que el niño se despida de su abuelo en el hospital.
Por ejemplo, si le decimos al pequeño que el abuelo se ha ido, es normal que pregunte cuándo volverá. Los niños solo absorben una cantidad limitada de información, por lo que se le debe explicar sobre la muerte de manera sencilla y lo más breve posible.
Es usual que los niños olviden parte de las vivencias con sus abuelos, sin embargo, aquellas que tuvimos la suerte de disfrutarlos un poco más, jamás olvidaremos cuán importante fueron para formarnos como personas. Todo aquello que aprendimos de ellos perdurará para la eternidad y no faltará el momento en el que nos toque a nosotras contarles a nuestros hijos, lo maravillosos que fueron nuestros abuelos, y aunque no estén en persona, siempre vivirán en nuestros pensamientos y en nuestro corazón.
Así que, si tienes la dicha de tener a tus abuelos contigo, disfrútalos al máximo. Una nunca sabe cuándo será la última vez.