Castigar a tu mascota puede tener efectos negativos

Gritar a tu perro o gato para entrenarlo podría causarle problemas de conducta en el futuro.

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Gritar a tu perro o gato para entrenarlo podría causarle problemas de conducta en el futuro.

Cuando decidimos criar a un perro, muchas veces nos equivocamos a la hora de entrenarlos. Mientras son cachorros, es casi imposible que no nos hagan una travesura, por eso, en la mayoría de los casos, recurrimos a los gritos por el estrés que nos causa el ver nuestras cosas rotas. Sin embargo, no nos damos cuenta que el corregirlos de esa manera, solo les causa daño y puede desencadenar problemas de comportamiento a futuro.

Un estudio realizado por un equipo de científicos de la Universidad de Oporto de Portugal sugiere que no se le debe gritar o castigar a un perro travieso pues esto solo afectaría la salud mental de la mascota. Del mismo modo, se debería evitar también tirar de la correa cuando tu perro se porte mal.

Este estudio analizó cómo reaccionan las mascotas a estos castigos comunes de los dueños hacia ellos. Los resultados arrojaron lo siguiente: Los perros que son entrenados bajo esta metodología, solo consiguen estresarse y se vuelven más ‘pesimistas’ que los perros que son entrenados con premios y recompensas.

Los dueños de mascotas creen en que, si el perro o gato es corregido con castigos, aprenderá más rápido. Aunque al principio funciona, a la larga, la mascota no confiará en su propietario, se pasará el día estresado, desarrollará trastornos y ansiedad por separación, así como llegan a destrozar cosas o se lamen hasta causarse heridas, asegura Paula Calvo, etóloga y directora de la plataforma AntroZoologia.

La bióloga Ana Catarina Vieira de Castro y miembro de la ya mencionada universidad, realizó un nuevo estudio enfocado en los perros de compañía, para lo cual seleccionó 42 perros en tres escuelas que usan entrenamiento básico en recompensar como golosinas o juegos de comida, y 50 perros en cuatro escuelas que usan entrenamiento basado en aversión como gritar, manipular físicamente o sacudidas de correa.

Como era de esperarse, los perros entrenados bajo aversión presentaron elevados niveles de estrés representados en bostezos y lamidas constantes de labios, así como altos niveles de cortisol en su saliva, a diferencia de las mascotas de refuerzo positivo, los cuales mantenían un comportamiento relajado, así como niveles de cortisol moderados.

Por otra parte, también se logró demostrar mediante un experimento con su olfato, en el que los animales debían encontrar una salchicha, que los perros cuyo adiestramiento era aversivo, se mostraban más desconfiados lo que hacía que se demoren más en hallar el cuenco donde se encontraba el premio. Sin embargo, los perros cuyo adiestramiento era a base de premios y recompensas, lograron hallar más rápido la salchicha y se mostraron muy confiados durante todo el proceso.

Finalmente, también se logró demostrar que los perros que aprenden a base de gritos y castigos, solo logran aumentar su agresividad volviéndose reactivos cuando se trata de convivir con otros perros. Como recomendación, Calvo indica que, cuando su mascota esté en presencia de otros de su especie, se debería esperar cuando la mascota se calme, y premiarlo. Así el perro cada vez que este fuera de casa, estará pendiente de los premios de su dueño que en ladrar.